viernes, 9 de agosto de 2019

Releyendo


María Sánchez, veterinaria de campo. En este libro tienes lo ke ella cuenta en sus charlas y entrevistas sobre sus experiencias, su familia, lo ke ella reivindica y vive día a día, esa unión animal-persona-paisaje.. hecha poesía escrita con un estilo muy personal; yo la siento como muy flamenca. La vida, la muerte, lo tierno, lo duro.. Un libro ke te remueve por dentro, lleno de imágenes y olores.. muy visceral y  a la vez muy consciente.




Tuve la suerte de conocerlo en el Foro de la cultura kalí donde aparte de disfrutar de muy buenos ratos conversando (o debatiendo) con él y aprender muchísimo nos compartió, entre tantas cosas, este poema. Poco después murió y mi hermano me regaló su hermoso libro.


Era una linda higuera de generosa sombra,

la cual, amorosa, me brindaba al medio día

cuando en el campo hasta las piedras hervían

y en soporífero ocio los pájaros callaban.


Recuerdo el sudor en mis pestañas

y el vapor que la tierra levantaba.

Recuerdo sobre todo los silencios

y esa sombra que la higuera me brindaba.


Yo y mis libros y mis pensamientos...

¡Oh cuantas veces allí me confesaba!

Sólo ella sabía de mis secretos

y presentía su amor, su confianza.


Sí.

Sus hojas bailaban cuando yo llegaba

y juro que la higuera sonreía.

Y hasta con una dulce brisa me abanicaba

cuando en el campo ni el aire se movía.


Y empecé a saludarla, como amiga.

!Hola¡ ¿Cómo estás, higuera mía?

Y ella con su tronco mi espalda acariciaba

y con su aroma al aire perfumaba.


No pude visitarla por un tiempo

y el día en que volví, iba corriendo;

ya éramos amigos, confidentes:

necesitaba hablarle, urgentemente.


Ya faltaba poco... Allí,

detrás del viejo pozo.

Di la vuelta a la esquina...

¡Mi higuera... ya no estaba!

¡La habían descuartizado con un hacha!

Quedaban por el suelo algunas ramas

y un pedacito de tronco aún con savia.


¡Grité...¡ Lloré desconsoladamente

y me abracé al tronco que quedaba

¡Oh, amiga, amiga! ¡Qué te han hecho?

Sólo un fúnebre silencio contestaba.


Agotado de dolor, quedé medio dormido;

mi cabeza en su tronco reposada

no sé cuantas largas horas de tristeza.

Me despertó la caricia de una hoja en mi cara.


¡Y allí mi higuera estaba!

Más bonita que nunca y florecida

y me habló, sí, me habló,

me dijo que fue un sueño.


Y en la dulce brisa, entre sus ramas,

oí un susurro:

¡Miguel, te quiero¡




Cuándo surgen las teorías racistas y porké, terminología y estrategias históricas y actuales para la exclusión, colonialismo, porké al poder le viene bien fomentar y mantener un nivel de racismo moderado, intereses a que responde el control de la inmigración, CIES y ley de extranjería, realidad de l@s racializad@s  e inmigrantizad@s contada desde dentro y desde una perspectiva de género, clase social.. Un compendio de artículos de diferentes autores ke leí en el 94 (fecha de su publicación) y que leyéndolo ahora veo ke continúa tan vigente ke lo podrían recomendar en todos los institutos.

jueves, 25 de abril de 2019

Madre enamorada

Vinieron a por él. Se lo llevaron.
Aquella noche no dormí. Despierta
estaba, sin dormir por el amado.

Mucho tiempo esperé la madrugada.
El hijo sin saber en la cunita
de mimbres sonreía y me miraba.

Luego vi que venían desde lejos
cargados con las armas, taciturnos,
y a contraluz de la mirada, muertos.

Acercaban sus pasos a la casa
y al hijo le crecían las encías,
crecían confiadas, yo le hablaba.

Le hablaba del amor y era una fiesta,
le hablaba del dolor y lo sabía,
del padre asesinado en hora incierta.

La puerta golpearon. A por él
como a por el amado que es su padre
venían. Yo por él, sobre el dintel

un antiguo amuleto de familia
había colocado. Me anunció
las malas intenciones que traían.

La puerta abrí, la cuna estaba alegre,
las uñas afilé como una gata,
y a por ellos me fui, tranquilamente.

                          José Heredia Maya